LA ERA DEL AMANECER
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LA ERA DEL AMANECER
Hace 1.000 años...
La Era del Amanecer es el periodo más antiguo citado en los libros. Incluye los tiempos en los que la población de Poniente estaba integrada por los niños del bosque, la llegada de los primeros hombres y las guerras que se produjeron entre ambos pueblos. Concluye con el Pacto de la Isla de Los Rostros. El relato más detallado que tenemos es el que maestre Luwin ofrece a Bran y a Rickon Stark en Juego de tronos.
Los primeros habitantes de lo que posteriormente serían los Siete Reinos son los niños del bosque, de antigüedad y procedencia desconocida, aunque existían también otras razas antiguas, como los gigantes. Los niños del bosque eran de baja estatura, alcanzado los adultos la altura de un niño de la época de Canción, morenos, ligeros, rápidos y gráciles. Vivían en los bosques, en cuevas y en islas en los lagos, sin construir pueblos o fortificaciones. Su mundo era el bosque, que les daba la ropa (hojas y cortezas) y en el cual cazaban ambos sexos por igual. Las armas que empleaban en la caza eran cuchillos de vidriagón u obsidiana, arcos de madera de arciano con puntas de flecha de vidriagón y trampas, ya que no trabajaban el metal. Pero sin duda lo más característico de los niños del bosque era su religión, que aún perdura de cierta forma en la época de Canción. Adoraban a los dioses del bosque, el arroyo y la piedra, a los dioses sin nombre. Sus sabios, los verdevidentes, tallaban rostros en los arcianos para vigilar el bosque y dominaban algún tipo de magia.
Unos 12.000 años antes de la acción que se narra en Canción de Hielo y Fuego, llegó un pueblo procedente del continente oriental a través de un paso situado al este de Dorne: los primeros hombres. Traían espadas de bronce, escudos de cuero y caballos, animales hasta entonces desconocidos en Poniente. Los primeros hombres se fueron asentando y empezaron a construir aldeas y granjas, talando los arcianos de rostros tallados.
Esto último provocó que los niños del bosque intentasen combatir a los primeros hombres. Uno de sus primeros actos fue la destrucción mediante magia de la comunicación terrestre entre los dos continentes, de lo cual resultó el Brazo Roto de Dorne. Pero no fue suficiente y la guerra prosiguió, con ventaja para los primeros hombres, más fuertes y con armas más mortíferas que la madera y el vidriagón.
Sin embargo, en un momento dado, los jefes y los héroes de los primeros hombres y los verdevidentes se reunieron en la Isla de los Rostros, en el centro del lago Ojo de Dioses. Ahí fraguaron el Pacto, según el cual los primeros hombres se quedaban con las costas, las llanuras, las montañas y los pantanos y los niños con los bosques, incluyendo el compromiso de que ningún arciano sería talado en ningún lugar. Para que los dioses fuesen testigos, se talló una cara en cada árbol de la isla y se creó la sagrada orden de los Hombres Verdes, encargada de guardar la Isla de los Rostros (esta isla sigue siendo un lugar considerado mágico y sagrado por los hombres en tiempos de Canción, como vemos en el relato del Caballero del Árbol Sonriente).
Bibliografía:
Juego de tronos, Canción de Hielo y Fuego/1; Editorial Gigamesh, 2002
Choque de reyes, Canción de Hielo y Fuego/2; Editorial Gigamesh, 2003
Tormenta de espadas, Canción de Hielo y Fuego/3; Editorial Gigamesh, 2005
Westeros.org: www.westeros.org; sección The Citadel, apartado So spake Martin
La Era del Amanecer es el periodo más antiguo citado en los libros. Incluye los tiempos en los que la población de Poniente estaba integrada por los niños del bosque, la llegada de los primeros hombres y las guerras que se produjeron entre ambos pueblos. Concluye con el Pacto de la Isla de Los Rostros. El relato más detallado que tenemos es el que maestre Luwin ofrece a Bran y a Rickon Stark en Juego de tronos.
Los primeros habitantes de lo que posteriormente serían los Siete Reinos son los niños del bosque, de antigüedad y procedencia desconocida, aunque existían también otras razas antiguas, como los gigantes. Los niños del bosque eran de baja estatura, alcanzado los adultos la altura de un niño de la época de Canción, morenos, ligeros, rápidos y gráciles. Vivían en los bosques, en cuevas y en islas en los lagos, sin construir pueblos o fortificaciones. Su mundo era el bosque, que les daba la ropa (hojas y cortezas) y en el cual cazaban ambos sexos por igual. Las armas que empleaban en la caza eran cuchillos de vidriagón u obsidiana, arcos de madera de arciano con puntas de flecha de vidriagón y trampas, ya que no trabajaban el metal. Pero sin duda lo más característico de los niños del bosque era su religión, que aún perdura de cierta forma en la época de Canción. Adoraban a los dioses del bosque, el arroyo y la piedra, a los dioses sin nombre. Sus sabios, los verdevidentes, tallaban rostros en los arcianos para vigilar el bosque y dominaban algún tipo de magia.
Unos 12.000 años antes de la acción que se narra en Canción de Hielo y Fuego, llegó un pueblo procedente del continente oriental a través de un paso situado al este de Dorne: los primeros hombres. Traían espadas de bronce, escudos de cuero y caballos, animales hasta entonces desconocidos en Poniente. Los primeros hombres se fueron asentando y empezaron a construir aldeas y granjas, talando los arcianos de rostros tallados.
Esto último provocó que los niños del bosque intentasen combatir a los primeros hombres. Uno de sus primeros actos fue la destrucción mediante magia de la comunicación terrestre entre los dos continentes, de lo cual resultó el Brazo Roto de Dorne. Pero no fue suficiente y la guerra prosiguió, con ventaja para los primeros hombres, más fuertes y con armas más mortíferas que la madera y el vidriagón.
Sin embargo, en un momento dado, los jefes y los héroes de los primeros hombres y los verdevidentes se reunieron en la Isla de los Rostros, en el centro del lago Ojo de Dioses. Ahí fraguaron el Pacto, según el cual los primeros hombres se quedaban con las costas, las llanuras, las montañas y los pantanos y los niños con los bosques, incluyendo el compromiso de que ningún arciano sería talado en ningún lugar. Para que los dioses fuesen testigos, se talló una cara en cada árbol de la isla y se creó la sagrada orden de los Hombres Verdes, encargada de guardar la Isla de los Rostros (esta isla sigue siendo un lugar considerado mágico y sagrado por los hombres en tiempos de Canción, como vemos en el relato del Caballero del Árbol Sonriente).
Bibliografía:
Juego de tronos, Canción de Hielo y Fuego/1; Editorial Gigamesh, 2002
Choque de reyes, Canción de Hielo y Fuego/2; Editorial Gigamesh, 2003
Tormenta de espadas, Canción de Hielo y Fuego/3; Editorial Gigamesh, 2005
Westeros.org: www.westeros.org; sección The Citadel, apartado So spake Martin
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